Ambientación

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No hace mucho tiempo, en...

El Multiverso.

Dos Esferas dimensionales llenas de la energía más poderosa de la existencia: el necroplasma. Cuando las almas abandonan sus cuerpos y sus distintos universos, ascienden a un espacio superior, a su nueva realidad. Pero, ¿qué es exactamente un alma? La respuesta es simple y peligrosa. El alma es energía en estado puro. ¿Cuántas almas creen que dejaron la Tierra desde el comienzo de todo? ¿Cuántas creen que abandonaron cada planeta habitable del Universo? Son muchas, ¿no es así? Ahora multipliquen eso por las 44 dimensiones conocidas del Multiverso.

Bien, ya entendieron la idea.

Da escalofríos. Asusta. ¿Saben por qué? Toda esa energía necroplasmática es peligrosa si las manos equivocadas toman posesión de ella. Sólo existen dos seres preparados para manejar ese poder sin perder el control. Ellos son El Primero, Señor del Cielo, y Metatrón, Soberano del Infierno. Pero, ¿qué sucedería si alguien más intentase robar esa fuerza? ¿Si alguien más decidiera convertirse en un dios?

Las dos Esferas multiversales no deben mezclarse. Las distintas Tierras no tienen cobijo unas junto a otras, sus naturalezas son demasiado diferentes como para pretender ser una misma cosa. Los campos energéticos que las mantienen separadas funcionan de formas dispares: uno a través de las vibraciones de la velocidad, la Speed Force (Fuerza de la Velocidad), y el otro mediante la energía mística del Magic Wall (Muro de Magia). Tanto poder combinado sólo podría ocasionar la destrucción del Multiverso tal como se lo conoce.

Sin embargo, un ser lo vio de otra forma. Ahriman del IX Milenio descubrió el Multiverso y su potencial. Él y su hermana gemela, Ahura, eran los últimos habitantes de su tiempo. Solos, cansados, vencidos. Fue entonces que Ahriman dio un paso adelante y decidió gobernar él mismo todas las realidades. Ser el Amo, el Creador, el Dominador. Como pueden adivinar, para satisfacer su deseo, lo único que necesitaba era el necroplasma de todas las almas que habían ido al Cielo y al Infierno desde el principio de la existencia.

¿Cómo inició su plan? Esa es la parte interesante. Para llegar al plano tridimensional que representan las dos Esferas, Ahriman debió renunciar a su forma de la Quinta Dimensión de su tiempo futuro, y al poder que ésta le otorgaba. Pero, antes de ceder su fuerza, llevó a cabo un último experimento: unió ambas Esferas. Sólo los extremos más cercanos se fusionaron, y en esa rendija dimensional nació la Tierra 0, única e irrepetible, libre de la influencia existencial de las otras Tierras.

Lo que Ahriman no previó fue quedarse atrapado en esa brecha, en ese nuevo mundo, desde donde no podría acceder al poder de las almas. Un tropiezo en el plan maestro. Esa fue la oportunidad que aprovechó su hermana, Ahura, para seguirlo al Multiverso y buscar la forma de detenerlo. Usó su poder para crear El Cónclave, la nave nodriza que patrullaría las Esferas, y donde podría reunir a sus campeones. Una guerra infinita acababa de comenzar, y el campo de batalla había sido establecido. Sólo faltaban los soldados de todas las Tierras: sus superhéroes.

Dos facciones, dos objetivos: salvar o destruir el Multiverso. Héroes y villanos por igual en una carrera contra el tiempo que puede cambiarlo todo. Magia y ciencia combinadas. Valor, verdad, poder, justicia y sacrificio.

Es el momento de que hagas algo al respecto.